Le llenaba los bolsillos de piedrecitas blancas, caracolas y pequeños cristales pulidos por las mareas. Pasaba horas escudriñando la orilla, seleccionándolos de entre los otros cientos de tesoros que le traían las olas. Su mirada limpia competía con los rayos del mismísimo sol cuando aguardaba el veredicto de su padre cada vez que le entregaba un nuevo hallazgo y su sonrisa pizpireta estallaba ante el fingido regocijo de él.
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3 comentarios:
Me alegra leerte de nuevo! Un besote.
que bien escribes, Carmela!
http://melodeando.es/2011/09/la-canalla-las-noches-de-la-buhaira-sevilla-060911/
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