martes, 9 de noviembre de 2010

Amor analógico...

Echo de menos la época en que los chicos te regalaban una cinta de música casera. Las chicas también lo hacíamos, yo pasaba horas haciendo recopilatorios y luego hacía las carátulas a mano, con los rotuladores carioca de toda la vida, me quedaban mortales. Que te regalaran una cinta era una señal inequívoca, una pequeña declaración de amor. Ahora como mucho te pasan un enlace por el Messenger para que te bajes una canción.
Yo no entiendo el cortejo digital, si es que lo hay, porque solo puedo imaginarme dándole al F5 compulsivamente en la página del perfil del chico con quien estoy deseando quedar, como si de ese modo consiguiera telepáticamente que éste despertara de la inopia y me llamara para irnos de mostos. Me gusta la tecnología, pero odio usarla para estos menesteres. El problema es que hemos olvidado como se hace. Ahora algunos chicos pretenden que te acuestes con ellos sin haberte dado siquiera un beso. Y las mujeres están locas. Todas. En mayor o menos medida, pero todas están como una puñetera cabra. No me extraña que los hombres se hayan vuelto gilipollas y absolutamente torpes a la hora de la conquista.

A mi me encantaba escribir cartas. Era como lo de grabar cintas de cassette. Tienes que dedicarle tiempo, dedicas ese tiempo a esa persona y el tiempo es una de las cosas más valiosas que tenemos para dar. Ahora no escribimos cartas, solo dejamos garabatos en los muros de Facebook. Si, estamos todos conectados, se supone que todo es más fácil, pero de veras creéis que tenéis 157 amigos?.

Antes, a la hora del cortejo, había que seguir unos pasos; primero sondeabas a los amigos y luego si pintaba bien, pedías una cita. Estaba claro que si alguien aceptaba una cita era porque tenía interés y ya sabías que tenías medio camino hecho. Ahora la gente prefiere “encontrarse” en los bares, los chicos dejan a la suerte si verán o no a la chica que les gusta, y ellas salen de copas como si estuvieran en un escaparate o directamente en actitud alfa depredadora. Algunas han abrazado lo peor que nos ha traído la llamada liberación de la mujer. A mi me gusta que haya dos “bandos”, no soy machista ni de lejos, no me malinterpretéis, tengo una mente abierta, pero me gusta que los hombres tengan arrojo, sean decididos y tomen iniciativas, independiente de que sean tímidos o no.

Aporrear las teclas al otro lado de una pantalla está bien, tiene sus ventajas, pero nos perdemos el mensaje escondido que nos da el tono de la voz… no hay nada como una mirada, como un gesto… sutil pero exacto… y luego están los dichosos emoticonos!, es que acaso hay algo que pueda sustituir la sensación de mostrarnos sonrojados?.

Me gusta el amor analógico y echo de menos quedar, ir a tomar un vino y hablar de chorradas mientras los pitijopos deciden si anidar o no en nuestros estómagos.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo quiero una cita de esas, irme de mostos o de lo que sea contigo!

Aires dijo...

Seducir a una mujer tiene que ver mucho con con-vencer. Y para convencer tienes que hacerte amigo del tiempo, huir de las prisas y caminar con la ternura espabilada al ritmo que ella quiera marcar. Muchas veces, un acelerón mal dado te tira irremisiblemente a la cuneta. Besitos.